El pasado 13 de noviembre el Tribunal de Justicia de la Unión Europea resolvió una cuestión prejudicial sobre si el sabor de un alimento puede quedar protegido con arreglo a la Directiva sobre derechos de autor.
Sí, sí, aunque todos pensemos que esa comida de nuestra abuela sea una obra maestra, porque por más que nos pasemos 100 horas en la cocina, no vamos a conseguir replicarla; y en materia de propiedad intelectual parece que la opinión sobre el sabor de los alimentos del TJUE es bastante diferente.
Para el TJUE, el sabor del queso «Heksenkaas» no se ajusta al régimen de los derechos de autor y, por tanto, que no puede quedar protegido por el derecho de propiedad intelectual.
Si acudimos a la Directiva de derechos de autor, el concepto “obra” requiere una expresión del objeto de la protección con arreglo al derecho de autor que lo identifique con suficiente precisión y objetividad. En este sentido, para el Tribunal, no es posible identificar de forma “precisa y objetiva” el sabor de un alimento y, por lo tanto, no puede ser una “obra”; puesto que el reconocimiento de sabores se basa en sensaciones y experiencias gustativas totalmente subjetivas en función del gusto de cada persona y sus hábitos de consumo.
Está claro que este tema va a dar de qué hablar… pero el sabor de ese cocidito de los domingos siempre será una obra maestra.
¿Qué sabor es una obra maestra para ti?
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